MANDELA




Viviste todo lo que puede vivir un hombre.

Hiciste todo lo que puede hacer un hombre.


Fuiste sabio, luchador, correcto, concreto,
valiente, humilde, respetuoso,
la paz entre los hombres fue el motor de tu vida.

Aunque poderoso no supiste de rencores ni revanchas.

Hoy  la muerte esté feliz y yo no estoy triste.

Hasta siempre digo,
porque seguro hay otros hombres
que han aprendido tus lecciones
y que harán lo mejor por otros hombres.

No estoy triste.

Aunque todos lloremos una lágrima de despedida.

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