Porque hoy sé, igual que tantos, que lo que soy es el resultado de muchas que fuimos. Las que vuelven en sueños y se repiten en gestos. Las que me habitan.
El enfoque era hacia la luz. Y la luz era la certeza. Y la certeza era el círculo y estábamos adentro. Era como atravesar el viento tomados de la mano. Para dejar de oír ese sonido y del otro lado del viento, extrañarlo.
Vértigo. Eso es lo que sentimos cuando recorremos con un dedo el almanaque. ¿Ya estamos en octubre? Y nos alegramos de que pase el año, sin darnos cuenta de que se va la vida.