APENAS UN ESPACIO (a propósito de tantas mujeres maltratadas)
La mujer la gran paridora la madre la puta
la que no puede dejar de abrir las piernas
para amar para parir para morir
la víctima la que busca su muerte
la que es capaz de amar al que la mata
la que todo disculpa
porque quien la puso sobre la tierra
tenía un solo propósito para la hembra.
Incubar, expulsar, acunar
para que la vida no se detenga
aún cuando su corazón quede deshecho
aún cuando solo tenga hijos
sin padre
sin crianza
sin oportunidades
pero hijos al fin
que serán útiles al propósito del que te puso aquí
sólo para cumplir
la mujer la paridora no protesta
no se queja
enjuga la sangre de su boca rota
la mezcla con su otra sangre
y calla y baja la mirada
para que el macho dominante
siga por los siglos de los siglos
llevándola de los cabellos
como hicieron los primeros cavernícolas.
Aún no existía la palabra pero ya existía el único lenguaje
que aún persiste: el puño en la cara
el puntapié la herida propinada
para que la bestia bendecida con la maternidad
la dueña del milagro de la vida
sepa cual es su lugar
y ha sido así y sigue siéndolo.
Basta ver los diarios de cada día
basta ver las relaciones laborales de cada día.
basta ver las estadísticas
que muestran como si fuera lógico
que miles de mujeres sean asesinadas cada año
por el hombre que ellas mismas parieron.
Un día te cansas, te enloqueces, renuncias,
protestas abortas
porque estás harta de traer hijos al mundo
que no te tiene en cuenta
un mundo que te ha prestado un lugar
apenas un espacio
apenas tu propio corazón
apenas tu vientre donde guardas
la vida y la muerte.
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