POESIAS INEDITAS
Pececitos
Eramos tan pequeñitos
como los peces que come la ballena
así nos sentíamos en tu vientre, vida,
vivos como los peces que no mueren
sino hasta el anochecer o al alba, digeridos
alimento somos de los otros,
nada más que pequeños peces.
Nada más que pequeños
pececitos muertos.
En la ruta
No quedará
agua en las lagunas
bosques que den sombra
aves negras teñidas de petróleo
ni liebres muertas en la ruta.
Tan solo el viento
azotará nuestro esqueleto
y danzarán al aire
las hojas de un libro
que alguna vez fue hoja y fue árbol.
Un libro que fue escrito
en una estación en que la lluvia
bendecía la sequedad del suelo
y las liebres corrían tras los pájaros
que volaban por un cielo abierto
inmenso
infinito.
No quedará
Eramos tan pequeñitos
como los peces que come la ballena
así nos sentíamos en tu vientre, vida,
vivos como los peces que no mueren
sino hasta el anochecer o al alba, digeridos
alimento somos de los otros,
nada más que pequeños peces.
Nada más que pequeños
pececitos muertos.
En la ruta
No quedará
agua en las lagunas
bosques que den sombra
aves negras teñidas de petróleo
ni liebres muertas en la ruta.
Tan solo el viento
azotará nuestro esqueleto
y danzarán al aire
las hojas de un libro
que alguna vez fue hoja y fue árbol.
Un libro que fue escrito
en una estación en que la lluvia
bendecía la sequedad del suelo
y las liebres corrían tras los pájaros
que volaban por un cielo abierto
inmenso
infinito.
No quedará
Comentarios