PREMONICIONES


I
Intrépidos relámpagos color oro
despiden azufrados olores

Yo estoy a salvo aquí,  a la distancia
y puedo disfrutar el espectáculo

 Mi zona de confort me permite
ignorar las razones más profundas
del estremecimiento de la naturaleza.


II

Mis ojos abanican el horizonte
ya nada es impredecible.

Sé que al final del arco iris
no habrá nada esperándome.

Tan solo  la ilusión de haber creído alguna vez
encontrar aquello
que se pareciera
a la esperanza.

III

Un perfume de invierno deambula por el aire
olor a nieve, a barro, a árbol cargado de agua,
a raíz durmiendo agazapada
esperando su renacimiento.

Olor a algo que se espera,
a extrañar el sol abrasándonos,
olor a nostalgia de días mejores.

Solo que ya ha pasado demasiado tiempo
con esta sensación helada en los huesos.

Solo que a veces el sol nos parece tan mezquino
y que nada alborota el fluir sonoro de la sangre
encerrada en el perímetro del cuerpo.

Nada nos inmuta.

Dejamos que todo pase sin rozarnos
apáticos, indiferentes, nada nos perturba
nuestro mundo abarca la superficie cuadrada
de un teléfono.

Somos capaces de jactarnos de haber matado un perro
como si se tratara de un insecto
-y no es que el insecto valga menos-
pero la pequeñez del tamaño de su cuerpo
se equipara al tamaño de nuestra culpa
o arrepentimiento.


IV

Solo quedan de pie
robustos árboles color ceniza
el paisaje se ha teñido de gris
que parece el color predilecto
después de las desgracias.

¿De dónde recuperaremos el verdor de las hojas
su savia milenaria recorriendo sus tallos?

¿A dónde iremos a buscar el canto de los pájaros
que se posaban en sus ramas?
¿y el curso de los ríos
que ahora son como serpientes muertas
y que ya no conducen a ninguna parte?

Todos pereceremos en este mundo plagado de cenizas
seremos una estatua,
un monolito perdido en el desierto

Generaciones del futuro se preguntarán
quienes éramos
y como hicimos para exterminarnos.

Se elaborarán miles de teorías
científicas, metafísicas, mitológicas,
cuando la auténtica verdad estará sepultada
muy al fondo de nuestros ojos.




Comentarios

Jorge Curinao ha dicho que…
Qué lindos poemas, Chechu. Un abrazo.
cecilia maldini ha dicho que…




gracias Jorgito!








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