HOMENAJE
Benditas
sean las yemas de mis dedos
maravilloso
sensor de todo lo creado,
lo
bello, lo prohibido,
lo fino lo áspero.
Benditas
sean porque me han permitido
recorrer las
pestañas de mis hijas,
su pelo, sus mejillas,
las
páginas de cuentos de su infancia.
Han
sabido guiarme tiernamente
por
el suave contorno de las flores
y sentir las heridas,
el dolor que provocan las espinas.
Han
apresado con seguridad
la circunferencia de los lápices
que
encierran todos los misterios
y todos los colores.
Benditas
sean porque se han desgastado
tipeando
notas, cartas, documentos,
por
tantos años…
y en horas libres han seguido creando
centenares
de versos,
de cuentos y de historias.
Con
el paso del tiempo se han desgastado.
Aunque
debo decir: No
es que el trabajo
haya sido excesivamente
duro.
¡Belleza
enorme este sentido del tacto!
Me
ha permitido recorrer mi propia piel
y ha secado mis ojos cuando el llanto.
Hoy
siento que les debo un pequeño homenaje
así
como a mis ojos, a mis pies, a mis manos.
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