FERMEZ LA PORTE
IX
Si como el mar
has socavado en mí
a manera de lluvia
de sal
de arena
¿De qué te quejas?
Si como flecha me has herido
tantas veces
y aún conservo en la piel
tus cicatrices
¿Por qué maldices?
X
Todos íbamos a hacer el viaje
pero no sabíamos
adonde ir.
Todos íbamos a tomar ese tren
que sólo marcha
hacia adelante
no dobla en las curvas
no retrocede
ni para en el andén.
Todos vamos a tomar ese tren
todos vamos a hacer ese viaje.
XI
Hay en el aire
millones de palabras encolumnadas
como el más prolijo
de los versos.
El diamante trocado
trastocado
seco, sucio, vano,
como el huevo de paloma
roto en la palma de la mano
que por querer cuidar
hemos dañado.
Hay en el aire
una sensación de culpa y asco
que cuesta tanto
quitarse de las manos.
XI
En el silencio estaba el poema
y cabía todo en él.
El universo
el fuego
la llama.
Acechaba.
Buscaba ese resquicio
donde aflorar como palabra.
Todo cabe en el vacío del silencio.
XII
¿Para que arrepentirme
de lo dicho o lo hecho?
Si de mí ha dependido
la manera de hacerlo
sin que la culpa me corroa
como el óxido
al hierro.
XIII
Todo lo roto lastima
todo lo herido
remite a cosa inacabada.
Falta del todo
la parte que lastima
la herida que no sana
el ala rota
el estremecimiento
el miedo
la palabra.
XIV
El río de mi sangre
corre a ninguna parte
condenado
a efectuar
por siempre
el mismo viaje.
Hasta que alguna muerte
lo detenga
y lo estanque.
XV
Hay demasiados poetas en internet.
Demasiada información atiborrada
demasiado amor desperdiciado
demasiado niño abandonado
demasiado joven alienado
demasiadas culpas
demasiado río contaminado
demasiada ceguera
demasiado dolor.
O tal vez hoy estoy más triste
que otros días.
-fermez la porte-
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