Maritza Kusanovic, poeta genuina
Con la poesía en el alma, Maritza Kusanovic vive cada día de su existencia. Vino a nuestra provincia con sólo siete años y cuando aún no sabía leer ni escribir, pero enseguida aprendió y a partir de entonces, nunca dejó de escribir ni de leer para seguir enriqueciéndose. Hullablanca es uno de los trabajos que mejor recepción ha tenido y que nació durante la crisis vivida en nuestro país a fines de la década del noventa. La siguiente es una charla extensa, en donde hablamos realmente de todo.
| Domingo 8 de Mayo de 2011
Es una mujer muy querida en el ambiente literario de la Patagonia. Ha participado en los más diversos encuentros y su voz ha quedado registrada en la memoria de más de una persona que la ha escuchado recitar.
Con Maritza Kusanovic nos sentamos a conversar durante la semana en una confitería de nuestra ciudad. Café de por medio, el diálogo se fue abriendo de a poco, hasta que fueron surgiendo espontáneamente diversos temas más allá de la literatura. Parece una persona con mucha sensibilidad, aunque también con una mirada muy interesante sobre algunos aspectos sociales de la humanidad. Que lo disfruten.
DE PUNTA ARENAS A SANTA CRUZ
Maritza nació en esa ciudad austral, aunque de muy pequeña con su familia vino a vivir a nuestra provincia. Comenzamos hablando de sus recuerdos de la infancia y de todo aquello que se viene a la memoria cuando se disparan imágenes de su niñez.
LOA: ¿Desde qué año vivís en la provincia?
Maritza Kusanovic: Mi familia se radicó en la provincia unos meses antes del golpe militar en Chile en 1973. Vivimos primero en San Julián; a los 14 años yo me fui a Punta Arenas a estudiar el secundario y cuando regresé, mi familia estaba instalada en Río Gallegos.
LOA: ¿Qué recordás de tu infancia en Punta Arenas?
MK: La familia que quedó allá, abuelos y tíos. Luego recuerdo el fracaso en el aprendizaje escolar; llegué a la Argentina sin saber leer. Supuestamente había pasado a segundo, pero debí recursar primer grado. Sospecho que debo haber sufrido algún problema de dislexia; que aún hoy me salta cuando escribo en el teclado. Me costó mucho aprender a leer. Y a mi padre le molestaba bastante, siendo él un fanático de la lectura.
LOA: ¿Fue un verdadero problema para vos?
MK: Sí, lo fue, porque aún siendo pequeña te das cuenta de que el resto va avanzando y vos no. Y siendo tímida, recuerdo la vergüenza que eso también me producía.
LOA: No sentiste desarraigo, aunque es cierto que eras jovencita…
MK: No lo sentí porque seguimos viajando a visitar a la familia. Además con los años hice amistades en la política y en las letras; gente con la cual cada tanto me sigo encontrando.
LOA: ¿Qué imágenes son más recurrentes cuando pensás en tu infancia?
MK: El espacio. En San Julián vivimos en una antigua casa de la empresa Argensud con un enorme patio, donde se encontraban apilados fardos y montañas de carbón, donde trabajaban los empleados y entraban y salían camiones de reparto. Ese patio era la inmensidad para mis hermanos y para mí. No me imagino vivir en departamentos, prescindiendo de un patio. La otra imagen son las luces de la ciudad; cuando llegamos a la Argentina me fascinó el alumbrado público de Río Gallegos; ocurre que la iluminación de las ciudades argentinas es muy diferente a las de las ciudades chilenas; Punta Arenas era y es menos iluminada. Muchos años después paseaba a una sobrina de Chile por avenida San Martín y ella no dejaba de decirme ‘¡qué bonitas las luces tía, qué bonitas las luces!’, eso me produjo un efecto reflejo emocionante. Es bueno tener conciencia de esto; la belleza de las luces comparadas con otros lugares.
LOA: Entonces, ¿cómo dirías que fue tu infancia?
MK: Mi infancia fue muy tranquila. Yo era muy retraída. Me recuerdo encerrada en mi cuarto escribiendo y dibujando mucho. A los nueve años empecé a escribir y leí alguna vez en actos del colegio. Empiezo a adquirir mayor carácter y personalidad después de cursar la secundaria. Y mucho más cuando empiezo a recorrer Patagonia con mi poesía. El encuentro con otros poetas y con el público te hace evolucionar.
LOA: Precisamente, ¿cómo es ese combate, el de la poesía con la sociedad a la que siempre le está diciendo cosas?
MK: Hay un intercambio. El intercambio se produce en los diferentes eventos y diversos lugares. Algunos encuentros me llaman la atención por la cantidad de público concurrente; dispuesto a escuchar la lectura. Uno de esos lugares fue Río Grande, en los encuentros “Y vino la palabra” que realizaba Julio Leite convocando a poetas de toda la Patagonia. Hacía una especie de peñas donde se mezclaban músicos y poetas de la región compartiendo el escenario. Y luego, siempre alguna persona se te acercaba para conversar sobre tu poesía o en el caso de los músicos, para hablar sobre sus temas musicales. Y lo más interesante es la interpretación de la gente común; eso que tu escritura dispara en ellos y muchas veces es algo distinto a las intenciones del autor. La interpretación del lector o del oyente (no escritor) es lo más interesante en la actividad de las letras. En Comodoro Rivadavia, el grupo “Peces del Desierto” publica placas con poesía de autores patagónicos y luego realiza la lectura de los poemas en su ciudad; hace unos meses fue publicado Jorge Curinao y estuvo leyendo en esa ciudad; yo fui a la última presentación como espectadora para ver y escuchar a unos entrañables amigos: Macky Corvalán, Noelia González, Andrés Cursaro y Hugo Carranza. Y puedo contarles que lo interesante de toda esa movida cultural es la cantidad de público que se reúne para escuchar a los poetas. Había más de 160 personas sentadas, más alguna gente de pie. Un público que no es escritor, sino que gusta de la lectura de la poesía.
LA IMPORTANCIA DE LA ORALIDAD EN LOS POEMAS
Se acostumbra a leer, pero no en voz alta los poemas. Lo cual importa y hace también a la construcción de una poesía. En este sentido, nos habían contado que Maritza lee muy bien sus poemas y genera el gancho que se necesita para que la gente siga un poema con atención, veamos qué piensa al respecto…
MK: Cuando debo leer, sólo existe el micrófono y el poema en el papel. No me preocupo de cuánta gente haya, si me están mirando o están distraídos. Es el instante del poema y yo nuevamente. Estoy sola con el escrito.
Creo que hace falta desarrollar mucho más ese ejercicio; me parece que aquí tendría que dársele más importancia a la lectura en público. Es en esta práctica donde se aprende el manejo de la voz; el volumen; la intensidad; los tonos. Vas aprendiendo a sentir también al público; intuyendo a través de su silencio oyente; sintiendo su atención o su desatención.
LOA: ¿No es una forma de liberar al poema? Porque encerrado en uno mismo puede no terminar de encontrarle esos aspectos al texto escrito…
MK: La publicación es una liberación; la lectura es otra; con ellas se logra la devolución. Yo leí en Esquel un trabajo que se llamaba “La ruta del nombre” y que fue muy bien recibido por el público en aquella lectura. Su sentido era la cosmogonía. Una interpretación de cómo se originó y se fue organizando el mundo; ponía el ojo en ciertas conexiones y valores. Pero después de esa lectura me ocurrió que disentí totalmente con lo escrito, sin importar la aceptación que había tenido. Ya no me agradaba ni en el sentido ni en lo estético. Lo que estaba diciendo en el poema y cómo lo estaba diciendo había cambiado completamente en mí. Eso te lo provoca la vida. Y estoy alegre de que haya sucedido antes de una posible publicación. Hoy no compartiría lo dicho en ese trabajo; estaría en total desacuerdo con esa palabra mía. Fue un gusto el aplauso y los saludos recibidos por él, pero también fue mi enfrentamiento con ese discurso, por cómodo y condescendiente.
LOA: Con respecto a tus publicaciones, ¿estás conforme?
MK: Estoy conforme con la publicación de Hullablanca; la editorial se encargó de la distribución y venta. Y una parte quedó en mi poder para compartir con amistades y llevar a los encuentros, donde también se realizan ventas al público. Se imprimieron 500 ejemplares, de los cuales todavía tengo algunos y llevo conmigo cada vez que tengo oportunidad de participar en encuentros de la zona.
LOA: ¿Cómo definirías a ese trabajo?
MK: Es un libro político e ideológico. Marcado en su escritura por una época; la del ex presidente De la Rúa. Lo escribí entre 1999 y 2001, incluso agregué algunas cosas después. Trata sobre el período de la crisis.
LOA: ¿Todo bajo ese sentir?
MK: Todo bajo ese vivir, diría yo. Escrito durante la crisis y luego con un trabajo de revisión de la estética que me llevó casi 8 años. Quiero mucho a ese libro porque me enseñó la paciencia y la dedicación que requiere una obra. Pero sobre todo porque me remite a la vivencia de ese tiempo. No es un libro muy fácil, pero la gente se refleja y reconoce el tema.
LOA: ¿Por qué esa época?, ¿te golpeó mucho?
MK: Es un libro muy sentido. Veía un final lamentable; lo iba intuyendo y escribiendo. Todo indicaba lo que iba a suceder; las charlas; la televisión; los debates políticos; había una atmósfera que fue mi inspiración; dónde sea que estuviera, salía espontáneamente un poema o el inicio o parte de un poema. Era escribir y escribir y escribir. Luego fue seleccionar y descartar y eliminar. No todo sirvió, pero la obra estaba allí y asomó en su mejor costado.
LOA: Lo que decís también marca la pauta de lo cierto que es cuando se dice que en situaciones de crisis salen muchas y muy buenas obras…
MK: Es que uno no escribiría si el afuera no te provocara. Si estoy tranquila, si estoy bien, no escribo nada. En mi caso el poema es una aparición involuntaria. Si no veo las cosas; si las imágenes no me asaltan; si no irrumpen y me invaden, no escribo. Por suerte, son continuas visitantes.
LOA: Pero bueno, ¿cuándo uno está bien?
MK: Si bien la vida tiene sus inconvenientes y problemas; sus eventualidades; cosas que disgustan o provocan: la poesía es una entrada de oxígeno, aunque duela entregarse a ella. Aún en el peor contexto, en mi caso estoy bien cuando termino un poema. Lo que me da felicidad es terminar el escrito, aunque no haya cambiado nada alrededor y luego necesite el aire de otra poesía. A veces sucede también que algo ha cambiado mientras escribo. Y es doble el bienestar.
SENTIMIENTOS Y APUNTES SOBRE ALGUNOS RECURSOS
Aunque ligado a lo anterior, en este pasaje de la nota conversamos sobre algunos aspectos que hacen al armado de los poemas. Claro, estamos hablando de Maritza y de esas formas que maneja…
LOA: ¿Se puede ser feliz en el transcurso de la composición de un poema?
MK: Yo soy infeliz cuando no puedo escribir y el poema está ahí en el paladar. Ocurre que si estoy ocupada haciendo otra cosa y me vienen imágenes y no puedo bajar el rollo, empiezo a sentirme inquieta e infeliz. Me pongo de mal humor. Hago de mi situación una situación insoportable para los demás. Y eso es totalmente injusto, sobre todo para quienes no escriben y no entienden esos síntomas.
LOA: ¿Qué podés decir con relación a lo que escribías cuando tenías 18 años?, ¿te molesta o agrada ver viejos escritos?
MK: Yo empecé a escribir a los nueve. A los 14 ya tenía un libraco grande como con 400 poemas. A esa edad hice una hoguera y los quemé. Siempre voy rompiendo cada tanto algún material. Hay textos en reposo, pero siempre hago limpieza. Escribo en papelitos sueltos, con el tiempo lo que me pareció muy sentido en su momento, al verlo de lejos, me muestra que no era tan así. Sin embargo, dentro de todo lo que escribo, hay algo que siempre se rescata. No todo es salvable. No soy sobre proteccionista con mis escritos.
LOA: En tus trabajos hay palabras inventadas y otro tipo de recursos, ¿qué podés comentarnos al respecto?
MK: Sí, hay neologismo; contracciones de palabras. Es algo que han hecho otros autores y que uno toma sólo como un recurso. El motivo por el que están en el libro es nada más que por el ritmo. Yo lo escribí de una manera (hablando de Hullablanca) y después lo trabajé respetando mi respiración. Lo leía en voz alta caminando y marcando, como los músicos con barras, los cortes de verso. El libro no nació con esos recursos como una necesidad primera.
LOA: Decís que esos recursos los empleaste para darle ritmo, ¿por qué?
MK: Es que a mí me pasaba que cuando leía en público el poema llegaba, pero cuando se lo pasaba a un conocido u otro amigo poeta para que lo lea, era una lectura diferente que afectaba el sentido y la intención. Ahí empieza el tema; hay algunas palabras que son de apoyo. Por ejemplo, en la lectura una frase termina en una palabra determinada y continua en otra a la que yo entonces tendré que darle fuerza. Eso me obligaba a contraer frases, a inventar una palabra o a ponerle cursiva, por el cambio en el tono de voz. Son marcas de lectura. Todas las variaciones que pones sobre una hoja, en la escritura, tienen una importancia, un por qué.
LOA: ¿Qué hay más allá de lo íntimo que pueda resultar de la construcción de un poema?
MK: Yo en el estilo no me fijo mucho. A mí lo que me va marcando es la intensidad. Busco que haya tensión en mi poema, que haya algo que a te deje enganchado y haga que quieras seguir escuchando. Eso es lo que más me gusta. De la misma manera que en la lectura de otros autores, me gusta que tenga fuerza un poema, que te emocione, aunque lo estés leyendo sola. Para mí eso es importante. Y hay autores que son genuinos en eso. En otros noto un trabajo muy frío; otros directamente falsean o inventan una emoción. Una emoción construida muestra que se forzó el tema y el poema lo sufre (al menos en mi mirada).
LOA: Muchos autores escriben poesía desde la depresión. ¿Eso es algo que te pasa a vos?
MK: No, yo escribo desde la inquietud. Y también de la ira.
LOA: ¿A nivel social, personal, o todo junto?
MK: En cualquiera de ellos.
LOA: ¿Qué es lo mejor que te ha dado la poesía?
MK: Amistades.
LOA: ¿Y lo peor?
MK: No hay.
LOA: ¿Conociste muchos lugares gracias a la poesía?
MK: Patagonia, básicamente. Después, estuve en Buenos Aires cumpliendo con la presentación del libro que realizó la editorial Suriporfiado. También fui al festival de poesía de Rosario. Esos lugares han sido los únicos a los cuales me invitaron, descontando a las ciudades de la Patagonia. Pero a mí me cuesta mucho moverme más allá de nuestra región. Primero, porque tengo amigos y nos conocemos. O sea, voy a los encuentros casi por algo afectivo más que nada. Por ejemplo, ir a Rosario a hacer una presentación o participar de un encuentro tan grande, significa ir en situación de escritor. Y no me considero profesional. Entonces, me cuesta una enormidad.
AUTORES REGIONALES
Maritza tiene muchísimas amistades ganadas a partir de su participación en los diversos encuentros en los cuales participó. Conoce muchos autores y también muchas obras escritas en la Patagonia. Por eso vale la pena conocer su punto de vista a propósito de los autores regionales. Aunque al cierre de la nota, aclaró que está muy agradecida de todos aquellos que siempre la tienen en cuenta.
LOA: ¿Qué es lo que ves actualmente cuando analizás el momento de la literatura a nivel local o regional?
MK: Yo leo poesía. En ese sentido, me gusta mucho, muchísimo, Jorge Curinao. Es un autor que sigo hasta en su blog. Lo leo y su poesía me queda dando vueltas y dispara poesía; siempre es posible que leyéndolo a él, yo escriba algún poema en algún momento. Hay una conexión entre lo que él piensa y siente y lo que yo siento también. Digamos que me reflejo. También hay lecturas de críticos que me producen el mismo efecto; algún poema disparado por leer a Barthes, Derrida o Baudrillard.
LOA: De todos modos, estamos hablando de un poeta que comenzó a publicar obras hace algo más de cinco años.
MK: Yo creo que es uno de los escritores más prolijos. Lo respeto y admiro porque, siendo uno de los escritores más jóvenes, se fija mucho en lo que hace y no se apura en las publicaciones. Corrige y consulta con otros escritores; busca la mirada de otro antes de considerar cerrado el trabajo. Por eso digo que es uno de los escritores más serios en nuestro ámbito. Además destaco, en él, el sentido universal de su poesía. No cae en el localismo ni en el paisajismo tan folklórico en nuestra literatura santacruceña.
LOA: ¿Alguno más que quieras mencionar?
MK: Alguien que admiro mucho por el corpus literario, por la producción y como poeta es Claudia Sastre. Tiene muchos libros editados y muchos inéditos. También me gusta Sebastián Tresguerres. Su libro Xur Sur me gustó mucho. Es un libro que me encanta porque, estamos hablando casualmente del localismo, pero ese libro fue leerlo y ver a Río Gallegos; es otra forma de escribirnos y leernos; un libro muy crítico, que aborda con gracia nuestro modo de ser. Disfruté mucho leyéndolo y lo conservo en mi biblioteca. Es uno de los libros que más me ha gustado, por el efecto espejo innegable que produce.
LAS NUEVAS TECNOLOGIAS
Otro eje interesante de la entrevista se produjo cuando abordamos el tema de las nuevas tecnologías. Es común escuchar o leer algunos autores renegando sobre las nuevas herramientas. Por un lado, algunos planteos resultan comprensibles; aunque, claro, no dejan de ser opiniones.
LOA: Con relación a las nuevas tecnologías, que generan nuevas posibilidades para darse a conocer, ¿cuál es tu perspectiva?
MK: Digamos que a mí lo que me cuesta es asumir el trabajo del escritor. Me di cuenta ahora, con este último libro sobre todo. Me cuesta ordenar mis papeles, cerrar una obra. Me fastidia mucho tener que hacer todo el trabajo de volverlo a leer, de revisar si está bien. Me cuesta mucho el trabajo que implica editar y largarse a presentarlo en diferentes lugares. A esta altura no me gusta viajar ni me interesa la venta. Digamos que no me gusta todo eso que tiene que hacer, comúnmente solo, el escritor. Yo escribo; eso es lo que disfruto. Entonces, ¿qué pasó? Internet para mí fue un descubrimiento alucinante, porque estoy en mi casa, subo un poema y ya está. Me olvido. El que quiere, lo lee; el que quiere, lo imprime o lo reproduce. No tengo que preocuparme de la venta, de la colocación en librerías ni presentación. Y si tengo ganas de viajar a algún lugar viajo, sino no. Y si quiero llevar unas poesías, las imprimo y ya está. Para mí los sitios de Internet facilitan y alivianan el trabajo de divulgación. Y la poesía es dada gratuitamente.
LOA: Ese es el aspecto positivo, ¿alguno negativo?
MK: No le veo aspectos negativos.
LOA: Interesante el punto, teniendo en cuenta que hay autores que suelen renegar mucho de las nuevas herramientas…
MK: Yo leo mucho en la pantalla ahora. Diría que ahora leo mucho más en la pantalla, por Internet, que en el papel. Incluso, me siento un poco rara leyendo en el papel.
LOA: ¿Y escribir?
MK No, eso en el papel, en hojas sueltas. Porque escribo en cualquier momento. Y si no anoto, pierdo la idea.
LOA: Pensando en las nuevas generaciones, ¿creés que estas herramientas van a modificar las reglas del juego a nivel escritura?
MK: Yo creo que es un cambio favorable en cuanto a la velocidad del intercambio y de las devoluciones; subir a un sitio de Internet también es exponer el trabajo. Incluso se pueden hacer talleres por Internet. Para mí eso es favorable y también la devolución de la gente que no es escritora y puede entrar a tu blog o a Facebook para hacerte un comentario desde el no ser escritor. Eso es lo mejor que te puede pasar, porque le hiciste disparar algo o porque se imaginó otra cosa. Eso es comunicación y aunque moleste o espante, yo creo que el papel va a pasar a la historia en un tiempo no muy lejano.
LOA: Otro punto interesante ese…
MK: El papel será en algún momento una extravagancia.
EL TRABAJO, LAS IDEAS, LA VIDA
Llegando al cierre de la charla, tuvimos tiempo para conversar sobre aquello que tiene que ver con el trabajo, la política y la moral, cuyo cerco, tal como lo explica Maritza, cada día parece correrse un poco más.
LOA: ¿Cómo dirías que sos políticamente?
MK: Soy de izquierda, marxista. Aunque no pertenezco a ningún partido. Quizá por eso mi poesía es puramente social. Yo no tengo poemas amorosos. Si por ahí llego a tener alguno (que en este momento no recuerdo), va a tocar lo social. Porque brota, se entromete sí o sí.
LOA: ¿Qué significa el trabajo para vos y qué representa?
MK: Para mí, primero representa un derecho y después una necesidad. Digo un derecho por el sistema en el que estamos. A uno no le cae el trabajo así nomás. No es que un pibe sale de estudiar y lo recibe de inmediato un lugar en el mundo laboral. Al trabajo te lo tenés que ganar, lo tenés que pelear. Y luego, cuando tenés trabajo, también tenés que seguir con tus pequeñas luchas. Sea por las condiciones laborales o el salario. Agregaría al respecto que no estamos en una cultura donde el trabajador reciba las cosas sin que le cueste nada jamás. Siempre la tiene que pelear. Por ejemplo, fijate que siempre que un gremio necesita un aumento, llega necesariamente a un corte de ruta o manifestación. Cuando un patrón privado o el propio Estado saben que el sueldo se ha devaluado. Sin embargo, nunca está antes el anuncio de un aumento. Siempre llega después de una gran tensión. Es después de un gran enfrentamiento cuando se vienen a satisfacer las necesidades. Nada es gratis. Ni en un laburo que te aporta económicamente, pero también nada es gratis en el ámbito del escritor. En todo estás luchando. Siempre estás en lucha en todo lo que hagas.
LOA: ¿Qué cosas de la vida te han decepcionado?
MK: La política me ha decepcionado. Y he participado en ella. No me ha decepcionado la ideología, sino los sujetos que participan y ocupan un lugar estratégico. No estoy hablando de gente común, que es militante y que hace el esfuerzo desde abajo, apoyando y siguiendo a sus líderes. No estoy hablando de esa gente, sino de la que está ubicada en el poder. Y no sólo hablo de Argentina, estoy hablando del mundo.
Para mí estamos en medio de una crisis moral, donde se han corrido todos los límites. La ética es el cerco de la moral y ese cerco se corre y corre. Por eso nos encontramos con la juventud como está también. Porque uno es el ejemplo.
LOA: También es cierto que el capitalismo no tiene moral…
MK: La moral no tiene demarcación natural; el cerco de la moral lo determinamos entre todos, pero lo cuido yo. Es decir, todos decimos que está mal robar, pero yo cuido esa norma que todos aceptamos, ¿entendés? Yo no robo. Y si yo corro el cerco y después lo corre otro, estamos corriendo y corriendo el sentido de los valores que convenimos respetar entre todos; estamos dándonos permisos que luego sufrimos nosotros mismos. Y sucede que los pibes nos están viendo; aprendiendo que la línea desdibuja y remarca según conveniencias. Es así que, corriendo los cercos, vamos cambiando el mundo. La historia es qué mundo queremos vivir.
LOA: ¿Te gusta hablar de política o a esta altura preferís evadir el tema?
MK: Ultimamente se hace muy difícil hablar de política. No hace muchos años que salimos de la dictadura. Todavía nos quedan miedos. Podés perder un puesto de trabajo o una amistad por discutir con alguien y que después todo quede mal. En ese sentido, creo que nos falta un poco de madurez. Y en el debate de ideas y miradas el asunto es buscar puntos de encuentro. Creo que entre partidos la función no es convencer al otro, la función es encontrar puntos en común sin abandonar los principios que hacen a cada ideología. Entonces, creo que el mundo se distrae de eso y por eso estamos como estamos: siempre tratando de convencer al otro. Me ha pasado que hoy con ciertas personas me es más importante conservar la amistad. Porque de todas maneras voy a vivir en un mundo que están haciendo los políticos que logran ocupar el sitio de poder. Nunca podré ser oficialista; siempre estaré con el sector desprotegido de la sociedad.
LOA: ¿De qué cosas sos agradecida?
MK: De la familia, los amigos y de tener un laburo. De viajar a través de la poesía. Viajar disfrutando lo que hago y lo que hacen los demás. Sea en el mundo virtual o en el real.
Y agradezco a todos los escritores que me nombraron en anteriores entrevistas y espero me disculpen por referirme sólo a quienes cito en esta nota, esto se debe a que quise destacar a quienes, entre todos, han captado mi mayor atención.
LOA: Más allá de lo agradable que para nosotros resultó la charla, debemos agradecerle a Maritza su atención y generosidad a la hora de incorporarle más material a la nota. Poesías que llegan, si es que usted se deja llevar, profundamente al sentimiento de cualquier persona. Es necesario leerla para que sepa de qué le estoy hablando.
Peuma
el cielo es un sueño
el pájaro está en su lana
el pájaro vuela
la bala lo alcanza en el aire
la bala piensa que vuela
la bala se siente pájaro
el cielo se despierta
su trabajo es levantar
a los vencidos
el cielo bala
el cielo toma aire
el cielo cae
el cielo se descarría
el cielo sueña en el pájaro el vuelo perdido
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Anagnoresis
(del griego antiguo: “reconocimiento”)
la única cicatriz
es la que abrimos
para caer en el mundo
y
el único llanto
es el primero que
desciende a la vida
sin saber lo que llueve
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Hay que sentarse en las ruinas del hombre
Levantar el vaso y compartir la sangre
Hay que comer lo que le pasa a él/con él
Meter la mano Ensuciarse las manos
Lamerse las manos con/en las ruinas del hombre
Hay que rastrearse el corazón Arrastrarse con él
Sentir que el frío no es temperatura sino ausencia
Hay que estrecharse con las ruinas del hombre
en su mesa/entre sus huesos
Abrir la basura y las flores y la tierra
Separar los gusanos hasta ver el rostro nuestro
en las ruinas del hombre/y decir salud y saludarnos
y ser saludables en lo que nos mata
esta historia es real sin embargo los rostros
han sido omitidos para proteger a los nacidos
bajo el signo del hombre
MAS DATOS
Libros publicados: Erotema (Punta Arenas, Chile, 1995); Hullablanca (editorial Suriporfiado, Bs. As., 2008)
-Su poesía fue incluida en la antología Poesía Insurgente de Magallanes (realizada por los poetas Pavel Oyarzún y Juan Magal)
-Formó parte del Movimiento Canto Fundamento que agrupaba a músicos y poetas de Patagonia argentina
-Ha participado en Encuentros “Y vino la palabra” -de poetas y músicos- realizados por el poeta Julio Leite en Río Grande
-Ferias del libro en Río Grande, Esquel, Punta Arenas
-Lectura en peñas realizada por músicos y poetas de Esquel
-Encuentro de escritores “Conversaciones de Otoño” en Valdivia, Chile; Trelew; General Roca
-Ciclo mujeres escritoras en Puerto Madryn
-Encuentro de escritores patagónicos en Puerto Madryn
-XVIII Festival Internacional de Poesía de Rosario (2010)
Libros inéditos: “La ruta del nombre”; “Canybalada”
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Por Claudio Alvarez
viscerales20@hotmail.com
Comentarios
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